At the end I asked if anyone learned something or felt called to do something. Surprisingly one man (who had stated the week before that recitation was one of his gifts) recited an entire poem from memory. I was really excited to see him catch the vision of sharing what you enjoy. In thinking of he could apply his interest to the church, I asked him if he could read Psalm 1 (which we recently studied) as a poem in church on Sunday.
Below is the poem he recited. I was going to translate but it's pretty long and it would have taken a long time to put it in verse as well. So if you really want to know what it says...call me.
Ya Era Muy Viejecita (Already she was very old)
by José Angel Buesa
Ya era muy viejecita... Y un año y otro año
se fue quedando sola con su tiempo sin fin.
Sola con su sonrisa de que nada hace daño,
sola como una hermana mayor en su jardín.
Se fue quedando sola con los brazos abiertos,
que es como crucifican los hijos que se van,
con su suave manera de cruzar los cubiertos,
y aquel olor a limpio de sus batas de holán.
Déjenme recordarla con su vals en el piano,
como yéndose un poco con lo que se le fue;
y con qué pesadumbre se mira la mano
cuando le tintineaba su taza de café.
Se fue quedando sola, sola... sola en su mesa,
en su casita blanca y en su lento sillón;
y si alguien no conoce que soledad es esa,
no sabe cuánta muerte cabe en un corazón.
Y diré que en la tarde de aquel viernes con rosas,
en aquel "hasta pronto" que fue un adiós final,
aprendí que unas manos pueden ser mariposas,
dos mariposas tristes volando en su portal.
Sé que murió de noche. No quiero saber cuándo.
Nadie estaba con ella, nadie, cuando murió:
Ni su hijo Guillermo, ni su hijo Fernando,
ni el otro, el vagabundo sin patria, que soy yo.